
Detectado el agente causante de la sífilis
El bacteriólogo berlinés August von Wassermann (1866-1925) descubre, en colaboración con el dermatólogo Albert Neisser (1855-1916) y su discípulo Carl Bruck, un método para detectar la presencia de una infección de sífilis en el suero. En 1905, Fritz Schaudinn y Erich Hoffmann habían descubierto el agente causante de la sífilis.
Dado que es muy difícil distinguirlo, no es extraño que durante mucho tiempo haya pasado inadvertida a la vista de los bacteriólogos. Esta es la razón de que la sífilis sea una de las últimas enfermedades infecciosas cuyo agente causante todavía estaba por descubrir.
A comienzos de 1905, el presidente del servicio imperial de salud en Berlín, Karl Julius Köhler, encargó al presidente del laboratorio de protozoos, Fritz Schaudinn, que comprobase el descubrimiento del agente causante de la sífilis. Para ello, Schaudinn, junto con Erich Hoffmann, de la Charité, emprendió una serie de experimentos. El 3 de marzo de 1905 descubrieron la Spirochaeta pallida(llamada también Treponema pallidum), el agente causante de la sífilis. Los especialistas en este campo reaccionaron primero con escepticismo. Sin embargo, numerosas pruebas posteriores demostraron que los resultados de Schaudinn eran correctos.
Acto seguido se produjo una verdadera carrera en busca de los medios para trazar el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Wassermann, director del departamento de terapia experimental y de investigación del suero en el Instituto Real de Enfermedades Infecciosas de Berlín, publica en la revista Deutsche Medizinische Wochenschrift, un método para diagnosticar la sífilis.
Junto con Albert Neisser, el descubridor del gonococo (1870), agente causante de la gonorrea, y su discípulo Carl Bruck, Wassermann llega a la idea de utilizar la reacción de formación del complemento para detectar la sífilis. El suero sanguíneo de los enfermos se mezcla con sangre de animal preparada. Si en la sangre del paciente hay anticuerpos, se produce una reacción típica que demuestra con gran seguridad la existencia de la sífilis. De esta manera se puede establecer la enfermedad en su fase primaria, a partir de la quinta o sexta semana desde que se produjo la infección. Dado que la fase primaria puede discurrir sin la aparición de síntoma alguno, y que a menudo también en su estadio avanzado –sobre todo por los estadios de latencia– resulta difícil de detectar, el diagnóstico de la sífilis mediante una reacción serológica tiene una importancia decisiva.
Para el tratamiento de la sífilis se utilizaba desde la Antigüedad el mercurio, aplicado en forma de pomadas o inyecciones. Este tratamiento, que tiene numerosos efectos secundarios: lesiones renales y nerviosas, vendrá a ser sustituido, desde 1910, por el “Salvarsán”, un medicamento desarrollado por Paul Ehrlich y Sahachiro Hata.
Las secuelas cerebrales de la sífilis afectaban, hacia el año 1900, a un tercio de los pacientes ingresados en las instituciones psiquiátricas.
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