• 13 FEB 15
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    La escuela histológica española

    La escuela histológica española

    En 1906, después de haber sido galardonado con el Premio Nobel, que compartió con Golgi, y tras un amplio reconocimiento internacional, Ramón y Cajal cuenta por primera vez con un mínimo de ingresos que le permiten crear su propio instituto de investigación. Aquellos que se han dedicado a estudiar su obra han advertido que Ramón y Cajal contó con dos grupos de seguidores: De una parte, los colaboradores directos, que se forjaron al lado del maestro, y, por otra, aquellos para quienes su obra fue un estímulo y un ejemplo a seguir.

    El primero de los grupos está encabezado por J. F. Tello Muñoz (1880-1958), su continuador más directo, que en 1924 le sucedería en su labor universitaria. Tello se hizo cargo de la dirección del Instituto Cajal en 1934. A él se deben grandes hallazgos en la histogénesis del sistema nervioso. En el ámbito docente, asumió la responsabilidad de poner al día los textos universitarios de Ramón y Cajal; además de aportar numerosas mejoras técnicas.

    Con una obra de investigación considerable destaca P. del Río Hortega (1882-1945) al que se deben unos descubrimientos determinantes sobre la oligodendroglía y la microglía, sin los cuales es imposible comprender el desarrollo de la moderna neurología. Y por último cabe destacar también a F. de Castro (1896-1967). Entre el segundo grupo enunciado se encuentra L. Achúcarro Lund (1880-1918), formado en uno de los centros con más tradición histológica de Munich. Las técnicas ideadas por Achúcarro, el tanino y la plata amoniacal, con las que realizó certeras precisiones sobre la estructura de la neurología, abrieron numerosas vías de estudio; su muerte prematura fue uno de los sucesos más tristes en la historia de la ciencia española.

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