
Novocaína, un sustituto de la cocaína
Alfred Einhorn (1857-1917), catedrático de Química en la Escuela Superior Técnica de Munich, obtiene una patente para el sustituto de la cocaína desarrollado por él: el hidrocloruro de procaína, que la empresa Hoechst lanza al mercado con el nombre de “novocaína”.
Se trata de uno de los anestésicos sintéticos que se desarrollan en los años inmediatos al cambio de siglo, para evitar el elevado riesgo de adicción que presentaba la cocaína. Junto con la novocaína cabe destacar: el “Beta-Eucin” (h.1897, desarrollado por Schering/Berlín), el “Stovain” (1907, comercializado por Poulenc frères/París) y el “Alypin” (1905 descubierto por Fritz Hoffmann y comercializado desde 1907 por Bayer/Leverkusen).
En 1905, el cirujano Heinrich Braun (1862-1934), de Leipzig, introduce la novocaína en los quirófanos. La inyecta por vía subcutánea, junto con la adrenalina (suprarrenina), como anestesia local. El efecto vasoconstrictor de la suprarrenina impide que la novocaína sea arrastrada por la corriente sanguínea. Con ello consigue una anestesia intensa y duradera, especialmente de las terminaciones nerviosas periféricas. Asimismo Braun publica un tratado de anestesia local.
La anestesiología en España
J. Goyanes Capdevila (1876-1964) se especializa en cirugía vascular. Introduce novedades técnicas en las anastomosis dobles arteriovenosas, y es también uno de los primeros en lograr con éxito las suturas arteriales término-terminales.
Goyanes, familiarizado con dicha técnica, y tras haber demostrado que podían practicarse punciones arteriales incluso percutáneas planteó la posibilidad de administrar la anestesia por vía arterial. Entre 1905 y 1907 inició una serie de experimentos con perros cuyas conclusiones publicó finalmente en 1909.
Los trabajos de Goyanes Capdevila obtuvieron el reconocimiento de la Academia Médico-Quirúrgica Española (1912) y, de la Facultad de Medicina de París (1922).
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