
Taylor y el desarrollo laboral
El ingeniero y técnico empresarial estadounidense Frederick Wislow Taylor (1856-1915) publica en 1903 su obra Shop managament, en la que explica sus fundamentos de la gestión científica de la empresa. El objetivo es la racionalización del proceso productivo.
Taylor lleva a cabo una serie de experimentos y estudios sobre el proceso productivo. Con ayuda de una organización óptima del desarrollo del trabajo, intenta eliminar los movimientos superfluos y los descansos ocultos. Este sistema, denominado más tarde “taylorismo”, llama la atención en todo el mundo en las primeras décadas del siglo XX; ahora bien, los sectores críticos lo rechazan como un medio de explotación inhumano.
En 1911, un discípulo de Taylor, el ingeniero Frank B. Gilbreth, realizó un espectacular experimento que sirvió para ejemplificar la efectividad de la gestión científica de la empresa. El resultado fue que tras el empleo por parte de unos albañiles de ladrillos previamente escogidos por obreros menos especializados y de salario inferior, y la modificación de la consistencia del mortero, estos trabajadores “taylorizados” colocaron 350 ladrillos por hombre en lugar de sólo 120.
El “taylorismo” aplica numerosos métodos de investigación fisiológica y aparatos de medición, que también se utilizan en medicina. Estas investigaciones sobre la fisiología del trabajo y del rendimiento constituyen la base de la llamada Medicina Laboral, una especialidad que se establece en el Congreso Internacional sobre Medicina de los Accidentes y Enfermedades Laborales celebrado en Lyon en 1929.
Además de la fisiología laboral, también se plantean cuestiones sobre la psicología del trabajo, sobre todo referidas al problema de la motivación de los trabajadores.
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