Un cáncer de cérvix curado con radio
El cirujano neoyorquino Robert Abbe (1851-1928) informa haber tratado con éxito a una paciente con ayuda de la radioterapia. Mediante irradiación por contacto ha conseguido curar un carcinoma de cuello de útero (cáncer de matriz) cuya existencia se había verificado histológicamente. Abbe informa en el año 1913 de otra curación. En ambos casos utiliza 70 mg de radio. Este tratamiento del cáncer sin operación, sólo con rayos, causa sensación en aquella época.
A partir de ahora, la radioterapia se utilizará, sobre todo, en la lucha contra el cáncer. Siguiendo el ejemplo de Abbe, otros médicos en Francia y Suecia experimentan a su vez este método. Desde 1912 se comienzan a recopilar experiencias con radioterapia. Sin embargo, las esperanzas iniciales se ven defraudadas, y las curaciones totales son muy raras. Esto lleva a que se combine la radioterapia con el tratamiento a base de rayos X, que pueden penetrar hasta capas más profundas.
A comienzos del siglo XX la radioterapia experimenta, con el radio, su época de máximo esplendor. Los preparados de radio se emplean para el tratamiento local de afecciones en dermatología, ginecología y cirugía. Son especialmente adecuados para introducirlos en las cavidades corporales (boca, nariz, garganta, laringe, esófago, estómago, vagina, útero, etc.), así como para llevarlos hasta los tejidos tumorales. La terapia con emanaciones de radio, a modo de inhalaciones, bebidas, baños e inyecciones con agua radiada natural o artificial, se pone también de moda como remedio contra enfermedades degenerativas e inflamatorias crónicas (por ejemplo, el reúma). La relativa euforia no tarda en declinar a la vista de los daños que producen en el organismo.
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